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Cuenta la leyenda que al atardecer de un frío día de invierno, en el único camino que conducía a Llanes por el Oriente, unos peregrinos buscaban, casi a ciegas, una ermita que se alzaba en un prado arbolado y umbrío entre dos colinas, cuando unos bandoleros les atacaron por sorpresa. De pronto, una luz cegadora abatió a los malhechores que se arrepintieron y prometieron no volver a asaltar. Desde entonces, la ermita cambió su nombre del Santo Cristo por el del Cristo del Camino.

Desde Llanes, y saliendo en dirección Santander, en la rotonda de la salida de la Villa, comienza el camino que sube hasta la ermita del Cristo del Camino, que se encuentra entre dos colinas: la Cuesta de Cué (la mayor) al este y la de la Portilla (algo menor) al oeste.

La Jorcada es el nombre por el que se conoce el lugar y por el que pasaba el antiguo y único camino que conducía a Llanes por el oriente, antes de hacer la carretera que entra por la Arquera. Es un bonito paseo de 2 kilómetros.

 

Relato facilitado por Maiche Perela, con fotografía de Valentín Orejas.